viernes, 5 de agosto de 2016

Estambul 15 julio 2016

Estambul. Intento de golpe de estado.
Nunca viví el Chileno.
Uno ajeno parecía de mentira.
Llegando por primera vez a Turquía en despistadas vacaciones, una hora y media no más de escala. 
RETRASADO decían las pantallas para todos los vuelos, y un ambiente apretado, tenso, daba cuenta de algo que no andaba bien. Nerviosos desde que abordamos en Amsterdam, viendo un desorden poco común. Idioma poco amigable y una actitud como de hacerse los weones de los del avión, como que algo andaba mal
TURKISH AIRLINES llegando justo después del golpe (los hdp sabían y no dijeron nada). Gente tensa, familias con hijos. Bastó que se cayera uno por la escalera para que cundiera el pánico colectivo: balacera asumida ficticia. No una, sino dos veces. Y soldados que arrancan sirve para otra batalla.
Fuera de contexto, como no entendiendo bien, sólo pensando en la estrategia. Así se esquiva el miedo. Porque de eso si que hubo.
Después vinieron los bombazos. No al aeropuerto, pero cerca. Se sentían en la espalda. Pelos de gallina. Temblando como los niños. Cuando llegaban más cerca? Pa dónde arrancamos? Entre un macizo poste de fierro, unas sillas y unas mesas, fueron tres bombazos. 
Antes de la luz, que llegó sin pegar pestaña, llegó la turba de turcos exacerbados de política injusta y abusiva. Con banderas y cantos. Eran los buenos, por suerte. La gente común, pero sonaban y se veían rabiosos, como pueblo que no se deja abusar por el dictador pretendiente o como corderos manipulados por el poder presente, no sé.
Sin entender mucho, pasó la peor noche de mi vida. En serio.
Cuando nos atrevimos a recorrer el aeropuerto, vimos vidrios quebrados y marcas de bala en las plantas superiores. Fue más real de lo que pensamos o preferimos pensar en el momento. Nos enteramos que hubo tanques afuera (por suerte no nos enteramos anoche).
Ahora en el avión, a punto de partir pero todavía con el tiritón de no despegar. Necesito salir de acá. Hora y media transformada en 26, sin NADIE que diera información alguna. 
No hubo guerra y me puedo imaginar tantas cosas peores que en serio pasan y más serias, pero para este sureño de caminar por Conce, fue una verdadera pesadilla.
Sólidos, complementarios y de fortaleza oscilante. Gracias a Dios que no estaba solo. Gracias gracias gracias, por dejarnos salir de aquí. Porfa. (Esperando que parta el avión. Estambul. 16 de julio 2016)


Y una hora después... Parece que partiremos ahora.

viernes, 19 de febrero de 2016

Recurrencia

Era una casa oscura, imaginaria. Llena de sombras e interminable. Laberíntica. Siempre de noche, queriendo amanecer, pero nunca pudiendo. Parte de mi infancia, adolescencia y adultez, aparecía sólo a veces para darme un gran susto, en noches de húmeda angustia y huir interminable ante una amenaza invisible. Recurrente.

Una vez adentro, había que recorrerla completa: el dormitorio con escaleras, el que se veía desde arriba y el otro como un cajón, el invernadero. Miles de espacios cada uno más intrigante que el otro, siempre vacíos, que contenían una amenaza constante que no permitía estar quieto.

Qué era? Por qué había que arrancar?

Se repetía la historia. A veces solo, otras acompañado, pero siempre repitiéndose.  Incluso en otros lugares y otras historias, cuando parecía que por fin había tranquilidad o hasta felicidad, se aparecía a lo lejos haciendo que cada nueva historia llevara el mismo destino. Vamos de nuevo.

Ya más grande, pordía reconocer el lugar a lo lejos, lo veía venir y me preparaba. Era una batalla silenciosa, que nunca sabía si iba a ganar, pero que había que pelear porque había otros que defender o porque así me criaron. -"Soldado que arranca sirve para otra batalla" - decían, pero nunca se pudo, había algo que llevaba a lanzarse dentro con curiosa temeridad, pero cagándose de miedo, otra vez.

La vi de nuevo, no sé si por última vez, pero distinta. Me recibía una mujer joven, luminosa, pero vestida de negro. Esta vez me mostraba los mismos espacios, destacando las vistas y comodidades, caminando con calma y observando con tiempo los pasillos y ventantas recorridas tantas veces. Lleno de desconcierto me dejaba pasear como esperando una amenza que nunca llegó, como haciendo las pases con la casa que tanto me había odiado, por infinitos anos, por siempre. La mujer me miraba divertida, como diciendo -"no, no pasa nada"- y yo la seguía sonriendo indrédulo.

Y resulta que me quedé, la casa que antes me aterraba era ahora de repente MI casa y sin tener ya miedo... Desperté.



lunes, 16 de febrero de 2015

La Historia SIN Fin



Los últimos años han sido como un gran teleserie (ya bueno puede que no tan grande), como me imagino que será la vida para todas las personas. En este caso, con el aderezo especial de mi exageración de base y un toque de dramatismo, esta historia ha recorrido caminos de amor y desamor, de bien y mal, de luz y oscuridad, de perderse y encontrarse, en fin, lo mismo que le pasa a todas las personas. Entonces acá estoy de vuelta, en un balance con cara de historia real, pero no tanto...

Comienza la historia con varios años de felicidad bastante plena. En una casa embrujada por una Mujer Caminante, que recibía a los invitados con alegría, pero que generaba una incertidumbre, como adivinando que sería sólo un reposo breve para quienes pasaron por ahí. 

Esta era una casa de tres pisos en un barrio antiguo de la ciudad. Apareció luego de una intensa y larga búsqueda, como el lugar perfecto y, aunque algo en ella intimidaba, acogió esta historia con bondad para casi todos los personajes. La Casa Verde como le llamaremos, estaba llena de esa luz que en invierno te arrulla para dormir siesta y que te mantiene lleno de energía en el verano. Sus diversos espacios, incluían acogedores salones con escaleras misteriosas, compartimientos imposibles de abrir y silenciosas habitaciones donde las ideas fluirían libremente. Así fue entonces como esta casa, recibió la familia cuya historia empezamos a relatar.

Esta familia, como venida del país de nunca jamás, reunía sólo a niños que ya no lo eran tanto. Tres en número y con una sola mujer en el equipo, compartían espacios en una armonía inexplicable. Ella era dispersa y desconectada; el Mayor de los varones, extrovertido y temperamental, mientras que el joven de menor edad, tímido y silencioso, logró entender la Casa Verde y transformarse en el responsable de toda la magia que allí ocurrió. 

Invitados hubo a repetición con presencias habituales que llenaron de alegría la casa verde y a sus habitantes, de carne y hueso o sin cuerpo, como la Mujer Caminante. Estaba la Mujer Fuerte, que se repuso gracias a la magia de la Casa Verde de un gran dolor; el Hombre de Tierra, que aportó bella energía a la familia y finalmente; la Mujer de Risa, que a pesar de su alegría fue derrotada por la Mujer Caminante y asustada fuera.

Las aventuras y buenos momentos de la Casa Verde se terminaron abruptamente, en un remezón que cambió la forma de vivir de esta familia de nunca jamás y que probablemente alcanzó incluso a remecer la forma en que todos percibían el mundo. Obligados a buscar refugio por separado, los niños tuvieron que volver a la cueva oscura que los recibió antiguamente por primera vez, mientras que la niña buscó un lugar donde comenzar su propia historia, que terminaría por transformarla en un adulto, pero que nunca olvidaría nunca jamás.

Como en toda emergencia, ninguno de los niños se detuvo a pensar que volver los pasos andados podía ser nefasto, porque el mundo y su gente deben avanzar. Y así fue. El terremoto trajo consigo la destrucción suficiente para que la comodidad y magia del periodo anterior fueran cediendo ante este golpe de realidad, que permanecía en las mentes de los niños incluso pasado mucho tiempo del remezón inicial. Esta versión de nunca jamás fue agrientándose en la medida que sus integrantes crecían, sin darse cuenta que la vida los alejaba y que la magia de su vida juntos, desaparecería en breve.

Pasado un tiempo el Mayor de ellos decidiría irse, creyendo que era momento de experimentar otras cosas y ver el mundo. A pesar de los intentos del Menor, la distancia entre ambos se acrecentó con cada día que pasaban separados. El Mayor era obstinado y necesitaba triunfar fuera de nunca jamás, hasta que finalmente perdieron contacto y la magia que hacían juntos fue almacenada en los ojos de cada uno, aunque nunca se apagó del todo.

Así comienza el intento del Mayor por funcionar en el mundo como adulto. En este nuevo camino, más concreto y doloroso, se encontró con el Lobo que lo guiaría por un tiempo y con el Hombre Sabio que le ayudaría a entender. Lobo era interesante para el Mayor, confuso e hipnótico, lo llevó por caminos entretenidos y a veces no tanto, en los que se podría haber perdido de no ser por Hombre Sabio.

Los desafíos que se planteaban para el Menor, tampoco eran simples. Debió crecer obligadamente sin la protección de Mayor, hacerse cargo de cosas que nunca había hecho. Ponerse primero en la línea. Vaticinado por la hermana Madre de Menor, todo esto era lo que necesitaba para salir de nunca jamás y ser adulto, así que Menor abandonó por fuerza este mágico lugar, transformado en un hombre resuelto, pero con una tristeza en la mirada que sólo era disipada por esa magia que todavía guarda en sus ojos.

El tiempo pasó y Lobo se quedaba, en su tarea de humanizar al Mayor y enseñarle a vivir sin magia, con pura realidad. Cada uno decidió buscar su camino en lugares aún más ajenos. Visitaron y exploraron juntos, sacando lo peor y lo mejor de cada uno, hasta que Mayor, ya cansado de los juegos del Lobo, decidió que ya había aprendido lo suficiente y lo dejó ir, porque los lobos son así, buenos compañeros pero sólo por un tiempo.

Ahora cada uno seguirá con sus caminos. Ella encontró un niño Grande que la cuida y la quiere, es una mujer productiva, pero que nunca dejará de ser un poco niña. Mujer Fuerte, nunca volvió a sufrir como sufrió en la Casa Verde, porque se llevó consigo parte de esa alegría y la lleva consigo a todas partes. Hombre de Tierra tiene dos hijas y lleva su familia con la misma energía bella de siempre, habrá que estar atento a esas historias también. Mujer de Risa volvió a su lugar de origen, pero nunca perdió la risa ni el recuerdo de la Casa Verde, que le enseñó a cuidar el valor de su alegría. Lobo se volvió a su bosque y no sabremos que pasó con él, pero esperamos que logre dejar de ser lobo y encontrar lo que necesita. 

Mayor y Menor nunca perderán esa magia compartida, ni la familiaridad que los une. Mayor seguirá explorando, sin claridad del destino de su viaje y Menor seguirá siendo dueño de la magia, esperando volver a sacarla de sus ojos y construir la versión adulta de esta historia, que como todas es una historia que nunca terminará de escribirse, una historia sin fin....

sábado, 21 de junio de 2014

Memoria (o la falta de memoria)

Cuando pensamos en las historias que construyen nuestra identidad o la de una comunidad, país, incluso del mundo, no es difícil recordar esos libros eternos, llenos de fechas imposibles e innecesarias de memorizar, que nos forzaban en el colegio. Sin efecto duradero para mi (una vez vomitadas las fechas sobre el papel, no quedó ni la más vaga idea del orden histórico del relato de la humanidad), la historia se me presenta ahora como un interés menos global y menos oficial.
Me inquieta la idea de todas esas historias que mueren con sus dueños, entendiendo que cada vida encierra un mamotreto dantesco de sabrosos relatos.
Bombardeados comunicacionalmente con las historias de los personajes "célebres" del momento, la vida del Mago Valdivia y su mujer insoportable o del DJ Méndez Jr., un niño desesperado por atención y "celebridad", que en conjunto construyen la historia que nos venden o que se fuerza a consumir a quienes prefieren lo disponible a "un click de distancia"; se van perdiendo los cuentos de personas y lugares, que podrían ir a parar al "cementerio de los libros olvidados" si alguien los escribiera alguna vez. Pero ni eso pasa.
Por supuesto que no es una preocupación inédita. Existen historiadores locales que dedican sus vidas a reunir los detalles del folklore o las vidas de personajes importantes, instituciones, recetas, edificios, ciudades, sin embargo, no ese el foco exacto de mi inquietud: son las historias de las personas que van envejeciendo, cuyos recuerdos alcanzan momentos de otras épocas, donde los países aun no eran lo que son, donde la realidad no era la que es ahora.
La historia de cada familia contiene por cierto, ese conjunto de recuerdos que relatados con talento podrían igualar a las familias Buendía o a los Trueba. Desde siempre he intentado conocer las vicisitudes del relato familiar antiguo, en ese afán humano de saber, sin embargo, cuando los recuerdos son eventualmente dolorosos, la recolección de la información puede transformarse en un proceso dañino, egoísta y poco constructivo. Y es justamente allí, donde aparece la dicotomía: ¿respetamos el dolor dejando que se pierdan las historias? o ¿hacemos sufrir un poco a sus dueños para que su vida no se olvide totalmente?
Debería ser obligación para las personas, un deber cívico, tener libros de anotar la vida. Imprimir las fotos y escribir atrás el relato de lo que se muestra. Los secretos no deberían ser secretos. Algunos de nuestros sucesores, va a tener la curiosidad de conocer nuestra historia y nosotros, tendríamos que preguntar para que no se pierda la infancia de tu abuela o la historia de sus padres y de paso, prestarle atención a quienes muchas veces son dejados de lado y son definitivamente olvidados por un entorno obsesionado con la juventud.
Uno no aprende de las experiencias de otros, pero conocerlas nos ayuda a entender. Las personas se arman en base a lo que han vivido y son esos hechos, los que constituyen ese tesoro en peligro de los recuerdos que no se recordarán. Mientras escribo esto, se están perdiendo historias y relatos que podrían hacer diferencias importantes, enseñarnos, sorprendernos o simplemente entretenernos.
Resumiendo, siempre hay un familiar que sabemos que es interesante y que tiene más historias que las que sabemos. Preguntemos, hablemos de ellos y ANOTEMOS. No sabemos cómo esas anotaciones podrían  ser parte de una historia mayor. Que no se pierdan.

martes, 4 de septiembre de 2012

Sólo tres años

Hace tres años que me alejé del proyecto de lanzar mis ideas a este espacio virtual, que como virtual que es, no tengo claro si existe o no en algún lugar fuera de mi cerebro. El punto es que me gusta la idea de escribir. Desde siempre. Nunca tuve diario, pero escribía "cosas" como esos libros de anotar la vida de Clara. No es lo mismo escribir para uno que para publicarlo, pero el objetivo de hacerse entender obliga a ordenar el tallarín mental y a imponer una lógica a los cotidianamente revueltos pensamientos. Han pasado tres años, que al momento de los resúmenes, parecen tan poco. Pero no lo son. La realidad ha mutado tantas veces, que a veces parece que estuviera en el comienzo todo de nuevo y, otras muchas veces, se siente como si atropellado por un vehículo de gran embergadura, no exista ni siquiera un yo de base. MENOS Creo que cada vez me sorprendo menos, aunque sigo disfrutando de las cosas con entusiasmo adolescente. Hace mucho que no busco/encuentro música nueva que me revuelva el cerebro, como en Homogenic de Björk, pero lloro como cabro chico con algunas películas y he tenido un reencuentro con el pop más básico o las canciones de otros tiempos. Tengo mucho menos paciencia que antes, pero voy aprendiendo a recuperar un poco el filtro, en el afán de disminuir el daño colateral de mis ideas explosivas y confrontacionales. Ya no vivo en una casa antigua como de cuento con mucho sol y un perro Simón afuera, ahora he vuelto al departamento inicial que ahora tiene mucha mejor energía que antes y se siente mucho más mi hogar, porque tengo con quien construirlo todos los días.

http://www.youtube.com/watch?v=x5nNfbTS6N4

MÁS Luego de una serie de difíciles decisiones, descubrí que la valentía estaba en la fórmula. Descubrir lo bien que se siente actuar desde las creencias personales, aunque cueste el nivel de vida o requiera sacrificios. Integridad. Saber que aunque algunos de los amigos más cercanos ahora sean "socios" o estén lejos y nos hayamos expuesto a conocer aspectos que nos hayan enfrentado o distanciado, existe la energía de mantener el foco en el fondo de las situaciones. Amor. Entender que las reglas de la vida son personales y que cada uno manda el juego, lo estructura como más le acomode. Autonomía de cabeza. Las cosas han dejado de pasar como por casualidad y existe la sensación de estarlas generando, como si ya no fuera un ensayo, como si ahora las cosas estuvieran realmente pasando. Perspectiva. Hay una creciente claridad y aceptación de la forma personal, más o menos que corregir. Autoconocimiento. TOTAL Con todo, suma y sigue. Pero siempre sumando. Aunque dan ganas de comerse una frutita y ganar vidas como en los juegos, pero sin la intención de resetear, nunca.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Melisa y pasiflora o la cuasi apendicitis

Casi me muero.
Así no más.

Los dolores de wata más grandes de mi vida y creyeron que tenía apendicitis. Muuuchos exámenes y me fuí bañadito al doctor, pensando que me dejaría hospotalizado pa irme de tajo. Cuando veo los resultados: VERGÜENZA MÁXIMA, era un simple y ridículo ataque de colon. Casi me falseo la apendicitis pa no enfrentar la tontera de no saber manejar el estrés.
Antiespasmódico EVADOL (con el mensaje, vai a tener que EVADIR AWEONAO!! por no saber manejar tu estrés) y la clave del éxito, que me la dio mi amada secretaria, la Jessiquita: MELIPASs, melisa y pasiflora en comprimidos jajajajajajajajajajaja. Ahora soy un hombre feliz.


Besos a todos.

lunes, 10 de agosto de 2009

Pisando los talones....


Distintos eventos han transformado mi relaidad desde la seguridad de un post adolescente eterno a la perturbadora realidad de un adulto joven responsable. Y es que la realidad se modifica tan rápido como la muerte de Michael Jackson y eso que pensaste que siempre estaría ahí (simplemente porque siempre ha estado), de repente deja de estarlo y la vida cambia de tonalidad, es otra.

Cualquiera pensaría que he sido siempre un adulto responsable, incluso desde niño (excepto por ese episodio en Valpo y el de Conce, lo sé), pero no me refiero a ese tipo de seriedad. Cuando uno tiene ese respaldo amniótico de seres que están detrás tuyo en caso que tu vida se vaya a la mierda, eres más arriesgado o todo te importa menos, porque siempre habrá alguien que responda por ti (al menos en tu mente). Pero dejo de divagar.

Mi padre tuvo un infarto que lo tuvo a horas del patio de los callados. La familia dio un paso aparte de las realidades cotidianas, para encerrarse en un reality de clínicas, ambulancias, casas ajenas y pip, pip, pip, pip (la maquinita del demonio que monitoreaba la vida que se traducía en sonido). De Curicó a Talca, de Talca a Santiago y la familia funcionando. De a uno nos fuimos pasando alternativamente de Hulk hasta Magdalenas, con una funcionalidad que no conocíamos porque nunca habíamos vivido algo así, pero sabiendo claramente que la debilidad de unos debía ser la fortaleza de otros.
Una madre de hierro, hermanos dispuestos a todo y un padre que en su enfermedad se mantenía presente siempre, mandaba y ordenaba como su costumbre. "No me voy a ninguna parte" y así ha sido hasta ahora.


Con 10 kilos menos o algo así, la fragilidad cede ante las ganas de recuperar su posición en la vida, no hay víctimas, sino personas que se dejan ganar. Y no es el caso. Somos padres, hermanos, madres, tíos, suegros, sobrinos, abuelos, yernos, primos y tu lugar, cuando se trabaja desde esa perspectiva, fortalece. Gente que nos necesita y la certeza que nadie se retira hasta que está todo terminado, y parece que aun faltaba.

Familia, lloro sin pena, sólo con el trauma quizás de ver que tu propio "rey del pop" de repente pudo no estar. De haberme hecho consciente que desde ahora soy yo frente al mundo y de que hasta a los más fuertes pilares de tu vida, les fueron pisando los talones.

Gracias a todos, siempre. Grande familia! Grande Benito!

Para entender

Para entender